Debate y reformas
En mi anterior artículo anoté que los reformistas son los que producen progreso. Argumentando los múltiples y variados ofrecimientos de reformas por los candidatos.
Detallaremos, aún, más, a los candidatos reformistas, pues, en su calidad de candidatos, naturalmente son reformistas, pero, en diversos estilos, percibido por la población. Que nos informa el pensamiento y lo que quiere la nación, reflejándose en las encuestas repetidas, que mantienen tendencia conocida.
Alejandro Toledo, reformista pacífico, en su trayectoria existe la constante en que deja trabajar a personas, equipos y respeta a las instituciones. De ahí su grado de simpatía. En tal sentido, el pueblo exige reformas de manera pacífica y respetando a los diversos sectores o instituciones, lo que se denomina institucionalidad. La detención de su crecimiento fue al dudar en el transcurso de su campaña de sus propias reformas, aprovechado por los contrarios, atacando su lado más débil, que no cumple con sus ofrecimientos. Atacan su credibilidad, pero, aún todavía no con hechos demoledores y conocidas ampliamente.
Keiko, reformista con dictadura. Por historia, en su gobierno del 90 al 95, aplicando la persecución y el no respeto a las instituciones tuvo éxito, y después, en su consiguiente gobierno, con la misma política no tuvo éxito. Es decir, la persecución y la no institucionalidad produce éxito, pero, también, no éxito. Contradicción que su campaña no supo diferenciar el porqué la misma política produce diferentes destinos.
Ollanta, reformista conflictivo. En su historia tenemos los conflictos y conexión con el nacionalismo o izquierdismo, por sus doctrinas, son conocidas de reformar mediante conflictos. Ha disminuido su contradicción o percepción conflictiva por expresar su pensamiento doctrinario con el mercado o el crecimiento, manteniendo sus ideas. Faltando su esclarecimiento respecto a su constante ataque por años contra la Constitución, contrato social de los diversos grupos que constituyen la nación.
Castañeda, reformista conservador. Su pensamiento constante fue la defensa del crecimiento, prácticamente a defendido a otros gobernantes, hasta contra quien compite, olvidándose que a él el pueblo lo va ha elegir por sus nuevas reformas. El crecimiento fue productos de reformas que le pertenecen a los antiguos gobernantes y con capacidad de defenderse. Su error fue no diferenciar de las antiguas reformas. Por eso, su grado de simpatía en descenso.
En resumen, la nación exige a sus candidatos, no olvidando la ineficiencia del antiguo crecimiento, respeto a la institucionalidad o instituciones, reformas con eficacia, pero, de manera pacífica.
LEONIDAS M. BUSTAMANTE FIERRO EL AUTOR
